BOLETINES 2018

Boletín N° 1
A modo de bienvenida
Al formular este curso de la Escuela hemos pensado de forma directa en la actualidad del psicoanálisis de la Orientación Lacaniana.
Ir al analista se trata de una verdadera elección, en la que se encuentra implícita la noción de responsabilidad. No se trata simplemente del alivio del sufrimiento, sino que en principio hay un sufrimiento vinculado a una verdad. Lacan nos decía que la verdad tiene estructura de ficción. ¿Qué son estas ficciones? Jacques-Alain Miller viene a decirnos que ficción es aquello que defiende al sujeto de lo real.
Lo propio de la elección de ir a un analista implica que ya se sabe algo de lo que se espera, y realmente puede esperarse algo del orden de la cura en la que el síntoma no es extirpado sino puesto en forma tal que permita la vida.
Se sabe, ir a un analista no es lo mismo que demandar un análisis. La posibilidad de formulación de la demanda de análisis ya implica que un sujeto se ha responsabilizado del sufrimiento del que hablábamos, y en esta demanda ya está escrita la salida: que se podrá saber hacer con el síntoma.
Como se ve, el panorama es amplio. El desarrollo de este curso dejará marcados algunos interrogantes, y también nos aportará algunos conceptos desde los cuales poder sostener una práctica del psicoanálisis orientada por lo Real
Daniel Perretta
Director de la EOL Sección Rosario

 

Boletín Nº2
¿Por qué alguien va al analista?
Ésta es una pregunta que todo practicante del Psicoanálisis debiera sentir vigente, actual y viva. Una pregunta que interroga, con toda su potencia, el sentido mismo de lo que hacemos como psicoanalistas cuando recibimos a alguien que pide ayuda o cuando consentimos que se emprenda la aventura de un análisis.
A manera de anticipo del próximo desarrollo, sólo comienzo situando cuatro elementos en juego:
Alguien que va a un analista el analista que recibe un pedido en tal sentido el acto de consentir a una experiencia de análisis la pregunta por la causa de ese movimiento
Nada de todo eso es obvio. Debemos encontrar las claves de lectura que nos permitan identificar, con precisión, qué se pone en juego cuando alguien va al analista y qué fuerzas se activan cuando ello ocurre.
Los esperamos el 1º y 3º jueves, desde agosto a noviembre de este año. 
Comenzamos el jueves 2 de agosto, a las 20 hs!!!
Roberto Bertholet 

 

Boletín Nº3
¿Por qué alguien va al analista?
A los efectos de responder a esta pregunta ¿Por qué alguien va al analista?, intensa pregunta que el Curso nos presenta a todos -analizantes, analistas, interesados en y por el discurso analítico-, no nos conformaremos con respuestas obvias y sin argumentación, sino que intentaremos producir respuestas precisas y eficaces.
Tendremos, por perspectiva, la articulación de lo epistémico con lo clínico, ya que si se esclarecen las razones y la orientación de la práctica, ello incide en la dirección de la cura y en las condiciones del acto analítico.
“El deseo como tal, el deseo humano, el deseo con el cual tenemos que vérnosla en el análisis, aquél que estamos en posición favorable para modificar, ese deseo no se concibe ni se sitúa más que en relación con esas coordenadas fijas de la subjetividad cuya función Freud ha demostrado.
Esas coordenadas fijan al sujeto y al significante a cierta distancia uno del otro. Colocan al sujeto en cierta dependencia respecto del significante. No podemos dar cuenta de la experiencia analítica si partimos de la idea de que el significante sería un puro y simple reflejo, o producto, o incluso instrumento, de lo que en este caso denominan las relaciones interhumanas. El significante es, por el contrario, uno de los componentes iniciales de una topología sin la cual vemos reducirse, aplastarase, el conjunto de los fenómenos analíticos, lo cual nos impide a nosotros, los analistas, dar cuenta de lo que cabe denominar los presupuestos de nuestra experiencia”
(Lacan, J., Seminario 6 “El deseo y su interpretación”, clase XVII, 15 de abril de 1959)
En función del trabajo que haremos en el Curso, destaco cuatro afirmaciones de Lacan en esos párrafos de su Seminario:
  • “el deseo con el que tenemos que vérnosla en el análisis, aquél que estamos en posición favorable para modificar”
  • “ese deseo -inconsciente- no se concibe ni se sitúa más que en relación con esas coordenadas fijas de la subjetividad, cuya función Freud ha demostrado
  • “no podemos dar cuenta de la experiencia analítica si partimos de la idea de que el significante sería un puro y simple reflejo, producto o instrumento de (…) las relaciones interhumanas”
  • “el significante es, por el contrario, uno de los componentes iniciales de una topología sin la cual vemos reducirse, aplastarse, el conjunto de los fenómenos analíticos”
Lacan nos invita a “dar cuenta de la experiencia analítica”, a hacer con los “fenómenos analíticos” una elaboración de saber que sea transmisible. Esta invitación de Jacques Lacan nos servirá de brújula.
Roberto Bertholet

 

Boletín Nº4
He invitado a los miembros, adherentes y participantes de la EOL Sección Rosario a escribir colaboraciones para el Boletín del Curso, tomando alguno de los diferentes ángulos desde los que se puede abordar la pregunta “¿Por qué alguien va al analista?”.
En este Boletín contamos con el aporte de Virginia Thedy-miembro de la Escuela de la Orientación Lacaniana y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis; y docente del Instituto Oscar Masotta-. Le agradezco a Virginia su escrito, que marca una secuencia muy destacable en la clínica: el sujeto, “en la experiencia que emprende, conducida por el analista”, pasa de “no encontrar razón a su sufrimiento” a “percibir la causa que lo mortifica”.
Roberto Bertholet
¿Qué lleva a alguien a consultar con un analista?
Cuando las respuestas que ordenaban la vida de un sujeto ya no son suficientes e, inesperadamente, la angustia pesa sin saber a qué atribuirla, aquello que alegraba ahora se convierte en una profunda tristeza.
Algo no marcha en la vida, en las relaciones con otros, fracasa en los estudios, no puede enamorarse o mantiene relaciones que son insatisfactorias o se vuelven infernales.
El sujeto desconoce qué le pasa, no encuentra razón a su sufrimiento. Ante esto ¿qué hacer?
‘¿y si consulto a un analista?’
Al comienzo, se presenta ante el analista alguien que sufre, demanda que se lo alivie, no encuentra razones de su sufrimiento.
En la experiencia que emprende, conducida por el analista, el sujeto percibe la causa que lo mortifica. El sujeto accede a saber por qué sufre. Si alguien llega a este punto, lo que se produce es un sujeto capaz de arreglarse mejor en la vida. Saber de qué se sufre opera un cambio en su forma de situarse en el mundo y ante sí mismo.
Virginia Thedy

 

Boletín Nº5
En este Boletín contamos con un escrito de Alejandra Sosa Escalada -participante de la Sección Rosario de la Escuela de la Orientación Lacaniana. Agradecemos a Alejandra su aporte, que destaca la responsabilidad del analista, en relación con el sentido y las consecuencias de su acto, a los fines de que se generen las condiciones necesarias de una experiencia analítica.
Roberto Bertholet
El título del Curso es una pregunta: “¿Por qué alguien va a un analista?”.
Agrego otra pregunta: “¿por qué alguien se queda en un análisis?”.
No necesariamente todo el que va a un analista lo hace con una pregunta. No necesariamente vincula su sufrimiento a una verdad.
Entonces, en su encuentro con un analista, se abrirán preguntas por lo que le sucede. Esto depende de cómo se posicione el analista en su deseo.
¿Qué es el deseo del analista?
¿Cómo se opera desde ahí?
¿Qué es posicionarse adecuadamente con respecto al deseo del analista?
Es necesario que el analista sostenga el inconsciente a partir de su deseo; que esté presente el deseo de sostener esa ficción necesaria para que el inconsciente se manifieste.
A fin de que el analizante demande un análisis, es necesario que consienta, que se pregunte sobre lo que le sucede.
En el Curso “Los usos del lapso”, Jacques-Alain Miller se pregunta: “¿Qué hace Lacan cuando trae el Sujeto Supuesto Saber? Los síntomas toman sentido en la transferencia y, a partir del momento en que se viene a contar su síntoma a alguién en la posición del análisis, hay una presuposición de sentido; el síntoma hablado comporta una presuposición de sentido”.
 Alejandra Sosa Escalada

 

Boletín Nº6
En este Boletín contamos con la colaboración de Rolando Gianzone -miembro de la Escuela de la Orientación Lacaniana y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis. Agradecemos su escrito, que se suma a esta conversación que estamos manteniendo por medio del Boletín.
Rolando Gianzone, para abordar la pregunta «¿por qué alguien va al analista?», nos invita a reflexionar sobre las dificultades y complicaciones que puede estar viviendo quien consulta: pérdida de capacidad de amar y trabajar; detención en embrollos del síntoma y su repetición; desdichas, inhibiciones sociales, angustias por conflictos y afán de adaptación, entre otros motivos.
Y a este panorama, Rolando Gianzone agrega otra pregunta esencial para nuestro trabajo -y necesariamente articulada a la anterior-: ¿para qué alguien va al analista?.
Su respuesta: «para elucidar y transformar su relación con lo imposible de soportar».
Comenzamos el jueves 2 de agosto, a las 20 hs, en la EOL Sección Rosario. Los espero!!! Saludos
Roberto Bertholet

 

Acompañados por la lectura de Freud podemos decir que es cuando alguien ha perdido la capacidad de amar y trabajar. Que en Lacan podemos leer como el intento de recuperar la capacidad de rendimiento y goce.
Cuando un sujeto se encuentra detenido en los embrollos del síntoma y su tendencia compulsiva a la repetición.
Volviendo a Freud, cuando la influencia perjudicial de la moral sexual cultural lleva al impedimento de exteriorización de las pulsiones. En estas situaciones el sujeto se halla frente a la desdicha, la inhibición social, la aflicción de estar angustiado por los conflictos y por el afán de adaptarse o someterse obligadamente a modelos culturales excesivamente destacados.
Lacan en “Televisión” dice que un sujeto puede esperar de un análisis lo que le plazca, pero que podemos leer que se espera siempre desde las coordenadas de su fantasma, máquina de transformar el goce en placer. El analizante acude a la consulta por su síntoma, no viene a quejarse de su fantasma que lo protege del enigma del deseo del Otro y de la angustia correlativa, coordinando goce y placer.
Finalmente, cuando el sujeto busca un espacio para elucidar y transformar su relación con lo imposible de soportar y se resiste a implicarse en “pedagogías correctivas” o “psicoterapias autoritarias”, como dice Lacan en “El psicoanálisis verdadero y el falso»
Rolando Gianzone

 

Boletín Nº7
En el Boletín 4 les comentaba que he invitado a los miembros, adherentes y participantes de la EOL Sección Rosario a escribir colaboraciones para los Boletines del Curso, tomando alguno de los diferentes ángulos desde los que se puede abordar la pregunta “¿Por qué alguien va al analista?”. Han sido publicados, en Boletines anteriores, los trabajos de Virginia Thedy, Alejandra Sosa Escalada y Rolando Gianzone.
Hoy tenemos oportunidad de leer el aporte de Guido Vernet -participante de la EOL Sección Rosario, a quien le agradecemos-. Nos invita a considerar un fenómeno de la época actual: la considerable presencia de las “psicosis ordinarias” -noción propuesta por Jacques-Alain Miller en 1997.
“Psicosis flexibles, para las que son necesarias la presencia de un analista flexible”.
Roberto Bertholet

 

¿Por qué se consulta a un psicoanalista?
¿Por qué hoy se consulta?
Porque es el Psicoanálisis en la época actual. Esta época -la de una manera discreta de ser loco, o las Psicosis Ordinarias-, donde hay sociedades (EEUU, Inglaterra) en las que esta forma de locura discreta es casi una forma endémica, que describe al sujeto corriente de hoy en día (1)
Jacques-Alain Miller, en “Efecto retorno sobre la Psicosis ordinaria”, precisa que “psicosis ordinaria” no es un concepto, no es una categoría de psicosis y no procede que se la agregue a clasificaciones de patologías existentes.
No es una psicosis franca de las que se marcan por el desarreglo en la juntura íntima de la vida.
Entre las neurosis, donde el cuarto nudo del Nombre del Padre anuda, y la psicosis, donde ese anudamiento falla, hay sujetos que, frente a la forclusión generalizada, logran un ajuste con un CMB -“hacer creer compensatorio “-, un “Compensatory make believe”, el que cuanto más espacio funcional ocupe este CMB, más plasticidad tenga, más simulará un funcionamiento neurótico; psicosis flexibles, para las que son necesarias la presencia de un analista flexible.- (2)
  • 1-Dessal, Gustavo. La psicosis ordinarias -editorial Tadigra-Granada, p. 89.
  • 2-Briole, Guy. La psicosis ordinaria, p. 115
Guido Vernet

 

Boletín Nº8
Marta Ricciardi -participante de la EOL Sección Rosario- nos invita a considerar que el sufrimiento provocado por “celos”, en muchas ocasiones provoca -usando un concepto freudiano- ´una forma de “resistencia” al trabajo analítico:
“su sufrimiento parece en gran medida comprensible y cargado de significaciones (…) puede llegar a ser un obstáculo para el trabajo de análisis”.
Entonces, ¿por qué alguien -apasionado por sus “celos” y por averiguar “la verdad» (no justamente la verdad inconsciente)- iría al analista?. ¿Cuáles serían las maniobras convenientes -la dirección de la cura- para responder adecuadamente a esa pasión celosa?
Roberto Bertholet

 

Alguien que va al analista, es frecuente que no lo haga con una pregunta acerca de lo que le acontece. No se presenta con significaciones enigmáticas cuya significación buscaría a través del analista practicante.
Por el contrario, su sufrimiento parece, en gran medida, comprensible y cargado de significaciones, ubicadas muchas veces a nivel de los afectos, como pueden ser los celos. La literatura y la filosofía hicieron, de ellos, una pasión. Lo cierto es que, si los celos son una pasión, son pasión de la ignorancia.
En el celoso, esta pasión va acompañada con una obstinada búsqueda de la verdad; un obstáculo tanto para la asociación libre como para la interpretación, poniendo de manifiesto el aspecto menos descifrable y más resistente del síntoma.
Marta Ricciardi

 

Boletín Nº9
Carolina Rovere – miembro de la EOL y de la AMP- nos invita a considerar una indicación muy precisa y útil para la práctica analítica: el analista no debe ser cómplice del fantasma del sujeto.
Tenemos allí un enunciado de aplicación universal respecto de lo que se espera de un analista de la orientación lacaniana. Habrá que ver cómo, en cada ocasión, cada analista puede implementar ese principio general, con la prudencia necesaria en función del estado de la transferencia en curso y al diagnóstico de estructura que ha podido estimar.
Comenzamos el jueves 2 de agosto, a las 20 hs, en la EOL Sección Rosario.
Los espero!!! Saludos
Roberto Bertholet

 

La pregunta que encarna este Curso me remitió a un caso que Jacques-Alain Miller describe en «Introducción al método psicoanalítico». Se trata de una mujer que llega muy desesperada porque sus hijos se iban a ir de viaje sin ella. Lo notable es que consulta al analista sabiendo que él también estaba por irse de viaje.
La paciente llora desconsoladamente y J.-A. Miller cuenta que la cuestionó con una sonrisa visible. Ella lloraba. El analista se sonreía.
Luego J.-A. Miller agrega, en su comentario de la situación clínica:
“En el análisis, no se trata de participar emocionalmente de las situaciones afectivas de los pacientes demostrando comprensión y ternura. La demostración  de incomprensión frente a los afectos del otro es una posición sumamente importante” (Jacques Alain Miller (1997), Introducción al método psicoanalítico, Buenos Aires, Paidós, p. 52)
No elegí esta cita para que la utilicemos como una receta para todos los pacientes; tampoco para que nos oriente a ser unos insensibles frente a tantas cosas que pueden ocurrir.
Ubiquemos un punto fundamental que, entiendo, es el que le permite a J.-A. Miller sonreir: ella va a verlo sabiendo que él se va de viaje. Va a llorar para conmoverlo; tal vez, una manera de pedir que no se vaya.
Esta intervención es tan importante porque desde la primera entrevista permite localizar algo del goce fantasmático: “abandonan a una niña”.
Entonces, ¿qué enseñanza sacamos de esta experiencia?
Si algo está claro aquí es que el analista no es el cómplice del fantasma del paciente.
Carolina Rovere
Boletín Nº10
Graciela Giraldi, miembro de la EOL, de la AMP y miembro del ERINDA, nos brinda su comentario de «La primera sesión», corto de Gerard Miller, destacando diferentes detalles sobre ese encuentro tan particular y, en muchas ocasiones, conmovedor y tan valioso, como es «la primera sesión». Graciela Giraldi lo expresa en estos términos: «esa experiencia singular del primer encuentro con un psicoanalista, en tanto el encuentro con un alojamiento en el Otro». Y destaca: «el análisis es una aventura, y si bien no es algo milagroso, se produce siempre un cambio en uno»
Situamos, así, diferentes momentos de la experiencia analítica:
a.- el movimiento que permite ir desde el síntoma, la angustia y el malestar, a la primera sesión
b.- de ese pedido de sesión al alojamiento en el Otro
c.- del alojamiento en el Otro a los cambios.
En estos tres momentos lógicos, vamos a trabajar en el Curso qué factores operan para que se vayan dando esos movimientos y en qué medida y cómo puede ayudar en eso la posición que tome el analista frente a lo real en juego.
Comenzamos el jueves 2 de agosto, a las 20 hs, en la EOL Sección Rosario.
Los espero!!! Saludos
Roberto Bertholet

 

En el cortometraje “La primera sesión”, de Gerard Miller (https://www.youtube.com/watch?v=FmLRBjGDJdI), contamos con entrevistas hechas a maestros, escritores, actores, estudiantes, y empresarios que hablan de su experiencia analítica. Algunos son personajes públicos como Claude Chabrol, Patrice Leconte, Carla Bruni, el diseñador de alta costura Kart Lagerfeld, y los psicoanalistas de la Asociación Mundial de Psicoanálisis Françoise Leguil, Guy Trobas, Luis solano, Christiane Alberti.
Ante el interrogante de cuándo se acude al psicoanalista, si bien los entrevistados enfatizaron que no es por una curiosidad intelectual, sino porque se padece de un síntoma o porque se atravesó una piedra que impide caminar por la vida, ese obstáculo real se presenta de diversas maneras.
A veces, ese imprevisto traumático que conmociona y empuja a la primera consulta con un psicoanalista se presenta bajo la forma de un accidente o de una separación, un duelo que no se puede elaborar, el abandono de un ser querido, cuando la vida pierde sentido, cuando nos embarga la extrañeza o la paralización y no podemos avanzar.
Cada una de las respuestas apuntó a resaltar esa experiencia singular del primer encuentro con un psicoanalista, en tanto el encuentro con un alojamiento en el Otro, en aquel analista que hace hablar, a quien lo consulta, en detrimento de las reglas, de las normas y la burocratización.
Resuena un dicho del final del film: «El análisis es una aventura, y si bien no es algo milagroso, se produce siempre un cambio en uno».
Graciela Giraldi
Boletín Nº11
¿Qué hace el analista?
Roberto Bertholet
En relación con las primeras entrevistas, Freud invitaba a que la posición del analista tenga la más amplia y abierta disposición a la particularidad de cada paciente. En el curso de esas entrevistas, según lo que ha transmitido Freud en varias ocasiones, algunos pacientes -por la intensidad de sus «resistencias» neuróticas o por su condición psicótica- interrumpen las entrevistas. Este «período de prueba» comprueba su resultado siempre a posteriori. Y el analista, de tal modo, será el espectador de un desenlace en el que no ha contado con los resortes suficientes para incidir en el mismo.
En 1933, leemos el criterio de Freud sobre esta cuestión tan importante:
«(…) estados narcisistas, psicóticos son inapropiados en mayor o menor medida (para la terapia analítica). Ahora bien, sería enteramente legítimo precaverse de fracasos mediante la cuidadosa exclusión de esos casos. Esa precaución mejoraría mucho las estadísticas del análisis. Pero… hay una dificultad. Nuestros diagnósticos se obtienen a menudo sólo con posterioridad (…) El paciente traía unas quejas indeterminadas, generales, que no permitían un diagnóstico seguro. Pasado ese tiempo de prueba, acaso resulte que no era un caso apropiado (…)» (Freud, S., 34 Conferencia. Esclarecimientos, aplicaciones, orientaciones; en «Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis», 1933. Amorrortu, 1989, páginas 143/144)
Jacques Lacan, en la clase del 17/02/1971, en el Seminario 18 «De un discurso que no fuera del semblante», aporta una perspectiva novedosa, diferente al «tiempo de prueba» cuando se refiere a las «entrevistas preliminares»:
«Valorar lo que se hace cuando se entra en un psicoanálisis tiene su importancia y en todos los casos, en lo que a mí concierne, se indica con el hecho de que siempre procedo a numerosas entrevistas preliminares» (Lacan, J., Seminario 18, Paidós, 2009, página 58).
En función de esta perspectiva que Jacques Lacan abre en la práctica analítica, ubicaremos -en las próximas clases del Curso- qué función cumplen tales «entrevistas preliminares» y qué orientación debe imprimir el analista a las mismas, a fin de configurar las condiciones de entrada en análisis.
El próximo jueves, 20 de septiembre, en la EOL Sección Rosario -Urquiza 2217-, a las 20 hs, trabajaremos las cuatro funciones de las entrevistas preliminares:
– puesta en forma del síntoma
– puesta en forma de la demanda
– surgimiento y establecimiento de la transferencia
– elaboración del diagnóstico de estructura (neurosis, perversión y psicosis) para definir -necesariamente- diferentes estrategias y tácticas en la dirección de la cura, que será siempre del «uno por uno».
Los espero! Saludos
Roberto Bertholet
Boletín Nº12

 

En este Boletín, Manuel Ramírez nos invita a considerar una orientación que brinda Jacques-Alain Miller, en su Curso del año 2011, «El ser y el Uno»:

«Uno aspira a la experiencia analítica cuando uno se siente desemejante».

Están todos invitados a la última clase del Curso de la EOL Sección Rosario, el próximo jueves, a las 20 hs, en Urquiza 2217, Rosario. Al finalizar, compartiremos un brindis. Hasta el jueves. Saludos!!

Roberto Bertholet
robertobertholet@gmail.com

 

¿Cuándo aspiramos a la experiencia analítica?*

Por Manuel Ramírez

“¿Por qué alguien va al analista?, es la pregunta convocante al Curso Anual 2018.

Recordé lo que dice Jacques-Alain Miller en el Curso “El ser y el Uno” en una de sus primeras clases:

“Uno aspira a la experiencia analítica cuando uno se siente desemejante”.

Y agrega desemejante en tanto “se pone de manifiesto que no soy aquel que pensaba ser y/o que no soy el amo de lo que soy”.

Lo aclara acudiendo al famoso cogito cartesiano  “Yo pienso entonces soy… el que yo pienso ser”. Pero si esto no ocurre así, es decir si hay lapsus, acto fallido, tropiezo, surge entonces un: “No eres el que tú piensas que eres”.

De ahí que recurrir a un analista implique siempre un sentimiento de disimilitud, de desajuste, de no ser, de desemejanza.

Sentirse ‘desemejante’, es algo así como sentirse disconforme con uno mismo.

O también podríamos decir que recurrimos al analista cuando una identificación vacila, que es otra manera de decir lo mismo, o cuando vacila la realidad en la que vivimos, es decir nuestro fantasma.

*Fragmento corregido de un trabajo que presenté en 2016 en la Jornada Nacional de Carteles de La Plata. Producto del Cartel ‘La iteración en las toxicomanías’ de T y A; Rasgo: Temor y adicción. EOL Sección Rosario.

 

Boletín Nº13

En el Seminario 8 «La transferencia», Jacques Lacan comienza la clase 19, del 3 de mayo de 1961: «Este año trato de reformular la cuestión fundamental que nos plantea en nuestra experiencia la transferencia, orientando su pensamiento hacia lo que debe ser, para responder a este fenómeno, la posición del analista. En lo que a este asunto se refiere, me esfuerzo por señalar, en el nivel más esencial, qué tiene que ser dicha posición ante la llamada del ser, la más profunda, que emerge cuando el paciente viene a pedirnos nuestra ayuda y nuestro socorro. Es lo que, para ser riguroso, correcto, no parcial, para ser tan abierto como lo aconseja la naturaleza de la cuestión que se nos plantea, formulo preguntando qué tiene que ser el deseo del analista» (Ed. Paidós, página 301)
Al finalizar ese mes de mayo de 1961, en la clase 23 del 31/5/1961, Lacan comienza preguntándose: «Cómo situar cuál debe ser el lugar del analista en la transferencia? -en el doble sentido en que la última vez les dije que hay que situar dicho lugar- ¿dónde lo sitúa el analizado al analista? y ¿dónde debe estar el analista para responderle convenientemente?» Esta relación -que a menudo llaman una situación, como si la situación de partida fuera constitutiva- esta relación o esta situación, no se puede entablar sino sobre el malentendido. No hay coincidencia entre lo que el analista es para el analizado al principio del análisis y lo que el análisis de la transferencia nos permitirá desvelar en cuanto a lo que está implicado no de manera inmediata, sino verdaderamente implicado, por el hecho de que un sujeto se comprometa en esa aventura, que no conoce, del análisis» (Ed. Paidós, página 367)
Siguiendo estas indicaciones de Jacques Lacan, que retoma las de Freud, hemos ido señalando a lo largo del Curso «¿Por qué alguien va al analista?» diferentes ángulos para destacar un hecho ineludible en la formación del analista: la función «deseo del analista» es condición indispensable en toda experiencia analítica. Hemos considerado las diferentes operaciones de lectura, útiles para captar con precisión los resortes fundamentales que se presentan en las primeras entrevistas. Y que permiten situar alguna respuesta a la pregunta que nos presenta Lacan en el Seminario 8: «qué tiene que ser dicha posición (la del analista)ante la llamada del ser, la más profunda, que emerge cuando el paciente viene a pedirnos nuestra ayuda y nuestro socorro»
Para ello, hemos trabajado en el Curso las operaciones de «puesta en forma del síntoma», «puesta en forma de la demanda», «instalación y trabajo de transferencia», «utilidad del diagnóstico de estructura». Estos cuatro ángulos, cada uno con su complejidad, son orientaciones en la práctica. Una práctica que, tal como lo destaca con precisión Jacques Lacan, requiere que el analista se interrogue sobre «¿dónde debe estar el analista para responder convenientemente?»
Están todos invitados a la última clase del Curso de la EOL Sección Rosario, hoy a las 20 hs, en Urquiza 2217, Rosario. 
Al finalizar, compartiremos un brindis. 
Saludos
Roberto Bertholet
robertobertholet@gmail.com