Un collage para el fin de análisis
Por Carolina Rovere
Como todos sabemos el collage es una composición artística que reúne elementos heterogéneos. El collage que elegí para compartir hoy con ustedes es efecto de la reunión de singulares recortes de testimonios de AE, que nos demuestran alguna dimensión novedosa que ad-quiere el cuerpo al final de un análisis.
¿Cuál es el nuevo cuerpo que ad-viene? ¿Cuáles son las satisfacciones que surgen después de abandonar el modo sufriente de gozar, o el goce fantasmático?
En este collage me interesa ubicar un cambio en el régimen del goce: de la mortificación a la vivificación; esto ocurre cuando el fantasma pierde su eficacia, cuando el sujeto puede soltarse de sus efectos. Vale la pena detenerse a pensar en la palabra soltar, soltarse, porque no necesariamente implica que algo desaparezca por completo, sino más bien una distancia: la necesaria para ubicar los engranajes que uno mismo había construido para vivir en el universo neurótico.
Entonces: ¿qué sería un nuevo cuerpo al final de un análisis? Si el goce es del cuerpo, una nueva modalidad de goce, una nueva satisfacción siempre conlleva una transformación del cuerpo. Sergio de Campos plantea que “hay una nueva perspectiva para el goce, un nuevo valor de uso que satisf-hace…”1 A veces no hay grandes transformaciones como dice Gustavo Stiglitz: “el pase fue un pequeño movimiento y no una hazaña inconmensurable,…, esa simpleza por la que el mismo cuadro se ve con otra perspectiva”2
Pasemos entonces a la obra: El “hacerse agarrar para huir” era la frase que organizaba la estructura fantasmática de Silvia Salman, ella sufría porque nunca podía quedarse donde quería estar: era huidiza. Frase que se puso en evidencia con una intervención del analista: se levantó del sillón y literalmente la agarró al mismo tiempo que dijo: “usted me provoca eso”. De una manera notable el analista muestra en acto la lógica del fantasma, eso que él actúa es el goce de ella, lo que ha generado como goce masoquista del fantasma. El giro está dado a partir de una “nueva versión del agarrar”, aquella que podría alojar un nuevo régimen de satisfacción 3. Porque sabemos bien que para disfrutar es preciso quedarse, dejarse agarrar. Veamos qué nos trae Anne Lysy: “soy como una planta que necesita siempre de una estaca”4, ella vivía apoyada en el Otro, que primeramente era su padre, ahora era el analista y también el hombre que acababa de conocer. El pasaje se ubica en la siguiente transformación: “al final me encontraba siendo liana verde y viva, enrollada alrededor de un vacío”.
Sergio de Campos, nos trae el movimiento que logra hacer en el amor. Al mejor estilo freudiano amor y deseo estaban disyuntos, él buscaba a La mujer, que era Otra que la suya y a la que llamaba fulana. El analista dice a los gritos: “amigo La mujer no existe”, esto inicia una serie de movimientos en el análisis que le permiten un pasaje, convertir a su mujer en esa Otra. Mantener distancia con fulana era lo que le permitía poner distancia con el No-todo, con el goce femenino en su dimensión ilimitada. Él no necesitó cambiar de objeto de amor, sino que hubo una modificación en el régimen de goce: ahora su mujer era la Otra, ahora él podía acceder a gozar con quien elegía estar y acercarse a lo femenino encarnado en “su” mujer. Su pasema, como lo nombra en uno de sus testimonios, es el siguiente: “Amar a una mujer sin comprenderla a condición de comprender al padre sin amarlo”.
Para construir este collage me he encontrado con el valor de ciertas interpretaciones fundamentales del analista, que a veces han sido frases muy simples, un silencio o una pregunta. También con distintos pases en una cura, es decir momentos fundamentales en donde algo cambia radicalmente. Pero hay también denominadores comunes tales como el movimiento que va del síntoma del inicio al sinthome del final; la desarticulación del sufrimiento anudado al fantasma, y el tratamiento del vacío como un agujero real.
Lo estrictamente singular es No-todo. Esto quiere decir que un análisis arroja un analista desde un lugar femenino, ilimitado; en donde no existe la posibilidad de hacer conjuntos cerrados, sino que es un abierto que exige la nominación del Uno por Uno. Esto se verifica en cada testimonio, pero quiero tomar especialmente el nombre de goce que le ad-viene a Leonardo Gorostiza 5: calzador-sin-medida.
Voy a extraer un fragmento del sueño que alumbra el final en donde ubica la modificación en el goce para alguien que quería que todo calce justo: “Hay zapatos y pares sueltos, se destaca uno que en la asociación lo remite a los zapatos de Van Gogh, utilizados por Lacan para hablar de la “inconmensurable cualidad de lo bello”. El zapato que no hace par, Uno-solo, no solo refiere a la soledad radical que nos atraviesa, sino que nos demuestra que en lo que no comparable ni medible de lo singular radica la belleza.
Así podemos decir que el pase es una creación singular que da cuenta del modo de habitar y vivir el goce con Otro desde un lugar sin Otro. Este collage pretendió ser una composición artística, en donde cada pieza suelta forme parte de una obra, recurso que también nos puede servir para decir qué es hacer escuela.
1.Sergio de Campos (2010), “La travesura del sinthome”, Lacaniana N°10, Buenos Aires, Grama, página 64.
2.Gustavo Stiglitz (2013), “Ocuparse de la payasada”, Lacaniana N° 14, Buenos Aires, Grama, página 124.
3.Silvia Salman (2013), “Sutilezas de lo femenino”, Lacaniana N°14, Grama, página 114.
4.Anne Lysy, “Hay que hacerlo”, Lacaniana N°10, Grama, páginas 101-107.
5.Leonardo Gorostiza (2011), “Del instante del fantasma, al deseo del psicoanalista, Lacaniana N°11, Buenos Aires, Grama, páginas 115, 116.
* Carolina Rovere (Participante de la EOL Sección Rosario) Presentado en las XVI Jornadas Anuales Sección Rosario: Nuevos cuerpos. Nuevas satisfacciones. Respuestas del psicoanálisis el 4 de Octubre de 2014, en la ciudad de Rosario.