El psicoanálisis nace a partir de la interrogación de Freud acerca del síntoma histérico a fines del siglo XIX. La pregunta freudiana lo ubica rápidamente en la solución por la vía del sentido. Esta entrada en la vía del sentido conduce la investigación a los textos fundantes del psicoanálisis: “La interpretación de los sueños”, “Psicopatología de la vida cotidiana” y “El chiste y su relación con el inconsciente”.
El desarrollo de la práctica muestra a Freud que no alcanza con la vía de la interpretación del síntoma por el sentido, sino que se encuentra con obstáculos: la repetición, la reacción terapéutica negativa. Es así que nos muestra también sus preguntas acerca de la satisfacción del síntoma una satisfacción que no se deja atrapar por el lenguaje.
De la época victoriana del nacimiento del psicoanálisis, el atravesamiento de las guerras mundiales, guerra fría, hasta la actualidad, época dominada por los mercados, el gobierno de los medios de comunicación y del consumo masivo han pasado más de 120 años.
Plantear desde nuestro título la “actualidad del síntoma” pone de relieve inmediatamente nuestra posición: que haya síntomas actuales va a contrapelo de las psicoterapias que tienen predilección por abordar el “trastorno”.
El trastorno es aquello que en el discurso de los ideales de la ciencia debería acomodarse, volver funcional, acorde al discurso de la época, el discurso capitalista precisado por Lacan como una variante del discurso del amo.
Hay que decir que el psicoanálisis, opuesto absolutamente a esa posición, nunca abandonó la cuestión del síntoma en la medida que es del orden de lo singular y aquello que no puede de ningún modo acomodarse a los ideales de cualquier época.
Lacan formaliza con la escritura de los discursos del amo, universitario, histérico y del analista, modos del lazo social. En especial debemos ubicar la escritura del discurso del amo y del analista que se encuentran en oposición.
Nuestra época está caracterizada por la aparición de un nuevo discurso: el discurso capitalista, también formalizado por Lacan. Tiene la particularidad de sostener una circulación infinita y frenética del consumo y sus objetos, lo que pone en juego un goce mortífero.
Vemos así proliferar las toxicomanías, alcoholismo, anorexia y bulimia, adicciones al juego, también aquello que aparece como sencillos atracones….sufrimientos que hacen signo de algo que no puede parar.
Hay que aclarar que este goce es mortífero porque no todo goce lo es. Retomar la cuestión del síntoma y la clínica es poner en juego algo que hace lazo. Nuestra práctica nos muestra que los nuevos síntomas plantean la dificultad de no hacer lazo, la soledad del consumo del discurso capitalista deja afuera el inconsciente. Esto implica que se pierde la orientación de aquello que llamábamos lo más singular.
¿Cómo intervenir en esta dificultad desde el discurso analítico? Para esto, debemos tener en el horizonte la noción de síntoma y su diferencia con el sinthome, así como también preguntarnos que es aquello que podría ubicarse en el lugar que ocupaba el padre, en un contexto en el que toda la circulación es de los objetos de consumo.
Por lo tanto, con la referencias de síntoma y sinthome debemos dar cuenta de una clínica de los goces, especialmente cuando los goces de la época que nos toca son deslocalizados, se desplazan.
Se tratará de encontrar las referencias clínicas tomando como eje los conceptos de discurso amo, analítico y capitalista, ubicarlos en la época y de qué manera inciden en el cuerpo y las nuevas formas del síntoma y la posición del analista en la época.

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