«EL MALENTENDIDO DE LOS SEXOS ¿CÓMO INCIDE EL PSICOANÁLISIS?»

30 DE OCTUBRE DE 2010
El psicoanálisis ofrece una salida al consumo con su objetivo de reintroducir la subjetividad en el individuo de las multitudes; en ello va su orientación en la dirección contraria al modo de gozar contemporáneo.
En su nombre, los psicoanalistas nos ocupamos de cuestiones que circulan entre hombres y mujeres –en muchos casos prosaicas y en otros, construidos a partir de detalles cotidianos– para intentar extraer de ellas la substancia de un goce particular y que responde siempre a la causa del malentendido entre los sexos: la inexistencia de relación sexual; es decir, la hipótesis que sostiene que no hay una proporción democrática y racional, distributiva según la común medida de cualquier Otro –ni siquiera del mercado– que permitiera regular el goce entre los dos sexos.
Es por ello que el malentendido entre los sexos afecta de un modo constante –es decir: sintomático- a las relaciones entre hombres y mujeres, más acá y más allá de las modificaciones de los semblantes. Por ejemplo, hoy los desencuentros entre hombres y mujeres tienen una sede privilegiada para darse a ver: la televisión, ese aparato omni-voyeur que se introduce en nuestros hogares para mirarnos. Ella desnuda hasta qué punto las variaciones del modo de gozar que produce esa mirada explota el malentendido entre los sexos
. A veces de un modo cómico, a veces lindante con lo siniestro, es la televisión misma la que se ha transformado en un gran reality-show. Desde allí consume a los individuos, llegando en ocasiones a transformar su intimidad acorde a las apetencias del mercado. Es evidente que también la clínica psicoanalítica registra estos desplazamientos, los que se presentan en muchas oportunidades de un modo dramático: los efectos en la subjetividad que afectan a los ciudadanos conmueven al psicoanalista y le plantean nuevos problemas.
Los casos que llegan al consultorio no tienen ya la “pureza clínica” de un siglo atrás. Las obsesiones ya no son el compendio de rituales sistematizados descritos por Sigmund Freud en el inicio de su investigación, ni las histerias esos casos “puros” que culminaban en ataques y conversiones, pero finalmente dóciles a la interpretación. Hoy, las drogas (no sólo ilícitas) y los trastornos alimentarios se mezclan con las estructuras clínicas y dificultan no sólo el diagnóstico diferencial, sino que cuestionan la eficacia de la práctica analítica.
Éste es el marco actual en el que hombres y mujeres tienen que vérselas para encontrar un lugar en el mundo. La así llamada “pos-modernidad” (o “híper-modernidad”, según sea conceptualizada) oficia de marco para que hombres y mujeres confluyan en el mercado del consumo, siempre dispuestos a dar batalla en asuntos de amor, deseo y goce confrontados al malentendido entre los sexos.
Estas Jornadas invitan a los practicantes del psicoanálisis a que den cuenta del modo en el que se las arreglan con dicho malentendido, para demostrar –una vez más- la eficacia del psicoanálisis.

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